Por Mariano García
@solesdigital
El
boricua Tego Calderón tiene el paradójico mérito
de ser el precursor, y mejor exponente, de un género que su misma propuesta
musical excede. Asociado comúnmente al reggaetón, en sus cuatro
discos supera con comodidad la unidimensionalidad estilística que en
general presenta el ritmo nacional del Puerto Rico del siglo XXI.
Hace cinco años,
cuando la palabra “reggaetón” se desconocía en el
mundo global de la música, Tego Calderón rompió el molde
del hip hop en español con un disco imprescindible, El Abayarde (2002). Oriundo del barrio de Loíza (suerte de ghetto de Santurce,
Puerto Rico, barrio pobre y de población mayoritariamente de origen
africano) y criado en Estados Unidos, Tego venía luchándola
desde abajo en el mundo del hip hop, con numerosas colaboraciones e intentos
por ganarse un lugar con su forma única de rapear en español.
Así como dos años
atrás Orishas habían creado una forma genuina para hacer hip
hop con auténtico sabor cubano, Tego hizo lo propio con el lenguaje
y los ritmos puertorriqueños. Fue así como a beats urbanos típicos
de las grandes ciudades norteamericanas se encontraron con la percusión
de raíz africana y el argot callejero de su barrio natal, Loíza.
“Abayarde”,
el tema que da nombre a su disco debut, es una piedra angular en lo referente
al hip hop en español. Ritmo, arreglos y flow caribeño como
nunca antes se había escuchado. Creador de un estilo propio, este estudioso
de la percusión afro le dio con sus letras un contenido social y político
a su música. De esta alquimia, uno de los mejores resultados los encontró
con el tema “Loíza”, donde el racismo, la injusticia social
y la pobreza son relatados sobre una base de tambores impecable.
Hubo también hip
hop clásico, como “Poquito”, “No me la explota”,
“Cambumbo” y “Gracias”. Pero con el fraseo y lenguaje
de Calderón, hasta los ritmos más trillados adquirieron nuevos
colores y sonoridades. Originalidad como hace rato no se escuchaba en el género.
“Salte del medio”, por su parte, es impecable en eso de darle
al hip hop un toque latino.
Otros temas, como “Al
Natural”, “Pa’ que retozen” o “Guasa Guasa”,
desarrollan lo que luego serían las bases del reggaetón, con
su beat repetitivo y letras algo más pasajeras y bailables. Como perla
para los memoriosos, una versión de “Ojitos chinos” del
clásico Gran Combo de Puerto Rico, transformado en “Dominicana”.
Y para cerrar, un inesperado
tema de salsa, “Planté bandera”. Con interludios de percusión
100% afro, a pura bomba boricua, Tego Calderón con su debut dejó
en claro que las ideas musicales iban mucho más lejos de lo que podía
esperarse.
El camino estaba allanado
para que con sus próximos dos discos, El Enemy de los Guasíbiri (2004) y El Subestimado (2006); siguiera rompiendo barreras, aunque
la imposición del reggaetón como ritmo dominante tuvo su impronta.
Del primero, temas como “Cosa Buena”, y en el segundo, no hay
que dejar pasar el dueto con Oscar De León en “Llorarás”,
y uno de los temas más originales de esta segunda etapa, “Chango
Blanco”, donde al ritmo de salsa le agrega temática racial, para
tener como resultado el mejor Tego Calderón.
Este
año, ya convertido en héroe y leyenda para los raperos hispanohablantes,
Calderón lanzó El Abayarde Contraataca. Luego de una
apertura hippie de amor y paz con “Alegría”, vuelve a mover
el piso de las convenciones con “Tradicional a lo Bravo”, donde
el reggaetón, la cumbia colombiana y el hip hop fluyen con naturalidad
a través de una letra bien localista.
El estilo callejero se
renueva con la colaboración de Calle 13 en “Cual es el Plan y
Eso”, y hasta el reggaetón que domina el disco tiene un costado
musical y una calidad en las composiciones que en otros exponentes del género
se encuentran por cuentagotas. En un terreno donde abundan los ritmos monótonos,
las letras triviales y las cadenas de oro por sobre la identidad musical de
los intérpretes, Tego Calderón es pionero y vanguardia. No es
sólo reggaetón, y por eso nos gusta.
16/11/2007
Atajos:
Calle
13
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